hoy no quiero salir del lugar donde estoy estancado. si mi vida fuera la senda del perdedor no lo sería, por esa manía suya de llevar a algún lado. no.
lo mío es más sencillo que transitar una senda; lo mío es mucho más fácil. lo mío consiste en sentarme al borde de ese camino mientras fumo y envejezco y desperdicio mi existencia, dentro de estos límites absurdos. lo mío consiste en verlos pasar, verlos caminar con esmero hacia algún lado, hacia algún alguien, ¿dónde?,¿quién?; ningún lado, nadie.
me siento al lado del camino y, día tras día, respiro e inhalo este humo alternativamente. cada vez que algún transeúnte me pide una indicación sobre para qué lado seguir, intento confundirlo. no para que pierda su camino, como un juego. los solitarios que nos quedamos cerca de la ruta a veces nos aburrimos.
no soy dueño de la verdad, no tengo la clave de adónde conviene ir, pero sospecho que este camino lleva a la nada, a una vida y muerte sin gloria, a un falso destino lleno de placeres supérfluos y punto. sospecho que ahí va esta senda a la que nos escupen al nacer, y no quiero -me rehuso- a ir. prefiero quedarme, ¡oh, placer elíptico!, fumando y envejeciendo, desperdiciando mi existencia, dentro de estos límites absurdos; pero quieto. sin moverme. sintiendo el humo raspar mi garganta y confundiendo a los valientes e ignorantes pasajeros.
-¡es para allá!
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Ilustración de la maravillosa ClariSolar |